En el apartado anterior, hemos estudiado las palabras que se caracterizan por admitir distintos tipos de morfemas flexivos, es decir, que son variables. Ahora, en cambio, vamos a centrarnos en otro grupo de palabras: aquellas que no tienen esa posibilidad, por lo que permanecen invariables. Fíjate en los siguientes ejemplos:
Como puedes comprobar, todas las palabras de las oraciones anteriores son susceptibles de cambio, bien de género, número, persona, tiempo, modo, etc., excepto las palabras que hemos subrayado, que siempre permanecen igual. Por eso decimos que son invariables. Integran este grupo el adverbio, la preposición, la conjunción y la interjección.
Veámoslas ahora detenidamente.
El adverbio es la palabra invariable que complementa a un verbo, a un adjetivo o a otro adverbio. Entre sus características es importante destacar:
Las preposiciones son palabras invariable que nunca pueden aparecer solas y que relacionan una palabra de la oración con otra que la complementa, llamada “término”. El grupo formado por la preposición más su término suele recibir el nombre de “Sintagma Preposicional”. Las preposiciones españolas son las siguientes: a, ante, bajo, cabe (en desuso), con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, sin, so (en desuso), sobre, tras. A ellas hay que añadir algunos adverbios, que ofrecen un uso que podemos considerar preposicional: durante y mediante, e incluso algunos adjetivos lexicalizados que suelen comportarse como meras preposiciones: excepto, salvo, incluso.
Las conjunciones son nexos con la capacidad de unir estructuras oracionales completas, integrándolas en un mismo enunciado. Pueden estar formados por una sola palabra (“pero“), o por un giro lexicalizado (“sin embargo“), en cuyo caso hablaremos de locuciones conjuntivas. Se distinguen dos tipos: coordinantes (conectores que funden en un único enunciado dos o más oraciones que podrían aparecer aisladas como enunciado. Hay varias clases: copulativas, disyuntivas, adversativas, distributivas y explicativas) y subordinantes (nexos que funcionan como transcriptores, es decir, consiguen que una oración quede convertida funcionalmente en unidades que equivalen a sustantivos, adjetivos o adverbios).
Se designa como interjección una clase de palabras autónomas que, a diferencia de los sustantivos, los adjetivos, los verbos y los adverbios, no se insertan funcionalmente en la oración y constituyen por sí solas enunciados independientes. El rasgo común de todas las interjecciones consiste en el uso de la entonación exclamativa, para cumplir las funciones emotiva y apelativa del lenguaje. Entre ellas, podemos distinguir tres tipos distintos: onomatopéyicas (“¡Paf!“), apelativas (“¡Eh!“), sintomáticas (“¡Ay!“).